El trabajo que Max Ernst (Brühl, 1891 – París, 1976) realizó a lo largo de su vida se presenta como un intento de buscar salidas al temor que le generaba enfrentarse con el lienzo en blanco. Es por eso por lo que, en múltiples ocasiones -como ocurre en los collages, en los frottages o en los grattages-, su obra parte de realidades preexistentesque dan origen al espacio de una representación generada a partir de la adición de elementos desplazados de su contexto original. En su propuesta pictórica, y como ocurre en este Paysage-Coquillages, Ernst construye lo que podría ser catalogado como “mundos extraños” o territorios en los que el misterio y lo incierto ocupan el lugar predominante; ámbitos en los que el mundo se asume como una incertidumbre inexplicable de manera unívoca, clara u homogénea.