La labor artística de Alberto Giacometti (Stampa, 1901 - Chur, 1966) se puede dividir en dos períodos fundamentales: una primera etapa en la que se vincula al Surrealismo y un segundo momento en el que, tras ser expulsado de la Vanguardia liderada por André Breton, desarrolla lo que se considera su propuesta más personal. En ese segundo momento, el trabajo de Giacometti aborda cuestiones como el vacío, el nihilismo o el sinsentido de la existencia; problemas que lo sitúan tanto en la órbita del pensamiento existencialista francés del momento como del denominado Teatro del absurdo. Los personajes que pinta, esculpe y dibuja Giacometti carecen de una identidad fuerte y deambulan por la desapacible extensión de la nada, una sensación que se percibe, por ejemplo, en este Hombre andando de 1960, un personaje anclado a la tierra por unos pies que anhelan seguridad pero que, sin embargo, se consume en el absurdo de aquello que le rodea. En el fondo, se trata más de un autómata del sinsentido que de un hombre cargado de esperanza.