El Corredor se engloba en un grupo de obras surgidas después de tomar posesión de su cátedra en Fráncfort (1928). Alejándose de su anterior purismo geométrico, surgen formas más flexibles y orgánicas, que son más adecuadas para reflejar el tema de la figura humana en movimiento (llevaba ya tiempo dedicado al tema de las figuras de deportistas).