La pintura de Willikens lleva ocupándose desde principios de los años setenta de las distintas facetas del espacio del cuadro en la pintura occidental. Tras crear en un principio diversas series con visiones de espacios lúgubres, en la polémica con los conceptos espaciales racionales y claros del Renacimiento italiano diferencia su gama cromática de gradaciones de grises entre los polos que representan el blanco y el negro, y aúna el espacio y el mundo material bajo una dirección virtuosa de la luz. En el Raum 371, ha entrado la claridad espiritualizada de Rafael y Albers, a la vez que se amplía su gama de colores. Muestra el taller de Erich Buchholz, uno de los primeros conceptos espacio-pictóricos consecuentes en Alemania, creado por Buchholz en el entorno de la Bauhaus e influido por principios de diseño de interiores del círculo de De Stijl.