La representación de Fantochines, ópera de cámara con música de Conrado del Campo sobre un libreto de Tomás Borrás, es el segundo título de serie Teatro Musical de Cámara. Desde su estreno en 1923, Fantochines conoció una notable repercusión internacional, con representaciones en varios puntos de España, Argentina, Francia y Bélgica; un éxito que contrasta con su práctica desaparición posterior de los escenarios. Concebida para ocho instrumentistas y tres cantantes, es una ópera de marionetas que remite a las mascaradas venecianas y a la estética dieciochesca, insertándose en el espíritu neoclásico del que también participan obras contemporáneas como El retablo de Maese Pedro de Falla.
Esta puesta en escena es una coproducción entre la Fundación Juan March y el Teatro de la Zarzuela.